Value vs growth: algunas pistas para invertir en un futuro incierto

El IPC de noviembre sorprendió al mercado con un incremento cercano al doble de lo esperado. Muchos analistas han corregido su expectativa de inflación al alza para el cierre de 2022 la que, con toda seguridad, seguirá por sobre la tasa de política monetaria actualmente vigente. Por otro lado, el Banco Central en su último IPOM proyecta una contracción de la economía local en 2023, cosa que coincide con la visión expresada por el FMI en el informe publicado en octubre. Por su parte, The Economist advierte en su última edición que la comunidad de inversionistas enfrenta un nuevo mundo donde prácticamente todas las clases de activos han sufrido y requiere de un nuevo conjunto de reglas que le permita reorientar su estrategia. Comúnmente se escucha decir que debemos ahorrar con especial ahínco en estos tiempos y cuidar nuestra liquidez, pero ¿cómo hacerlo? ¿Dónde invertir con una inflación que no veíamos hace 30 años y con una volatilidad que intimida hasta al más avezado? Ciertamente no hay una única respuesta, pero una mirada al pasado reciente puede ayudar a saber qué esperar.

Miremos el mercado de capitales más profundo del planeta, EE.UU. ¿Qué tipo de compañías mostró mejor desempeño accionario durante 2022? Entre los 10 papeles ganadores de 2022 encontramos refinadoras de petróleo (PBF Energy), mineras extractoras de litio (Sigma Lithium) o carbón (Consol Energy) y tanqueras (Scorpio Tankers). Todos ellos multiplicaron su valor por 2 o 3 veces en lo que va del año. En contraposición, acciones como Meta, Tesla o Netflix, han perdido un 66%, un 58% y un 52% de su valor, respectivamente. No fueron las que más cayeron, pero estuvieron bastante cerca.

Hay para quienes puede resultar sorprendente que negocios tradicionales como la minería o el transporte de crudo, hayan tenido un desempeño no solo superior sino apabullante cuando se les compara con compañías como las capitaneadas por Zuckerberg, Musk o Hastings. La verdad, siempre fue así. Tomando datos que cubren casi un siglo de rendimiento accionario, se ha observado de forma consistente un mejor desempeño de instrumentos denominados value en comparación con aquellos conocidos como growth. Los papeles value corresponden a compañías establecidas, que operan negocios con perspectivas de crecimiento modestas. A las acciones growth se les percibe con un alto potencial de crecer y suelen no pagar dividendos, dejando toda la promesa de retornos radicada en una pretendida ganancia de capital futura.

Entonces, ¿por qué se asocian intuitivamente altos retornos al mundo growth si la historia avala el mejor desempeño de los instrumentos value? Entre mediados de 2007 y fines de 2020, se vivió lo que en retrospectiva fue una anomalía: durante esos 13 años los activos growth tuvieron un desempeño superior al de los papeles value aunque no alcanzaron a recuperar todo el terreno perdido en años anteriores.

La crisis financiera de 2008-2009 impactó severamente la capacidad de crecer de la economía global. La falta de dinamismo se vio reflejada en inflaciones extraordinariamente bajas y motivó políticas expansivas por parte de los bancos centrales quienes mantuvieron las tasas de interés prácticamente en cero. La noción de que el capital era “gratis” y que esperar no tenía costo, hizo que la promesa de una ganancia de capital futura –atributo propio de activos growth– fuese especialmente valiosa. Además, en el contexto de un mundo que crecía poco, los inversionistas buscaron activos que ofrecieran crecimiento, no importando mucho en qué momento del tiempo éste se diera. Esto contribuyó al desbalance de los portafolios y al crecimiento artificial del precio de las acciones growth en comparación con el de los activos value.

En noviembre de 2020, cuando Pfizer anunció el lanzamiento de la vacuna contra el Covid-19, comenzó una clara recuperación en el desempeño relativo de value versus growth. Según consigna JP Morgan en un artículo publicado en marzo de 2022, este mejor desempeño reciente es solo “una gota en el océano” cuando se le compara con el profundo rezago observado durante los 13 años anteriores, y todavía quedaría mucho por recuperar. El FMI espera que la alta inflación que se ha visto este año a nivel global se mantenga dado que la presión de costos que traen consigo la tensión geopolítica y la crisis climática entre otros factores, demorarán en amainar. El combate a la inflación exige a las autoridades monetarias mantener tasas de referencias altas, afectando el costo del capital y favoreciendo el desempeño de los activos value. En tiempos como los actuales, los inversionistas racionales privilegiarán recibir dividendos en plazos más cortos y no esperar el cumplimiento de un crecimiento prometido que quizás nunca llegue.

Cuando se acerca un nuevo año y los ahorrantes se preparan para enfrentar un futuro incierto, es recomendable someter las opciones disponibles a un riguroso escrutinio. Compañías con posiciones competitivas sólidas, con un modelo de negocio probado, que operan en industrias resilientes y pagan dividendos, debieran entregar una mejor relación riesgo-retorno en el largo plazo.

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